A estas alturas de verano y con los calores vespertinos de las últimas jornadas cada salida cuesta más pedalear.
No hay más remedio que comenzar a elegir rutas "light" y hoy hemos tenido la oportunidad de hacerlo.
En la partida Antonio Pérez, Juan Fco. Baraza, Ives -se le acaban las vacaciones y tiene que regresar para Francia- y este narrabiker.
Al final nos hemos alegrado porque además del atractivo de "costear" plenamente hasta Villaricos hemos tenido ocasión de mostrarle a Ives dos nuevos lugares históricos: uno, vinculado a la antigua explotación minera de Sierra Almagrera con los restos del plano inclinado automotor de la cala de las Conchas y más adelante las ruinas de las fundiciones construidas a lo largo de la costa de Villaricos; el segundo, el recinto de entrada a la necrópolis fenicia de Villaricos.
Del primero, una extraordinaria impresión; del segundo, un lamentable espectáculo.
¿Cómo es posiblemente que la institución competente en la conservación de este recinto histórico ni siquiera se haya dignado de "desbrozar" al menos el acceso?
¿Qué impresión puede llevarse un visitante que contemple la entrada?
Claro que para poder contemplar tendrá que esforzarse en adivinar que hay detrás de las matorrales porque desde la misma carretera resulta difícil hasta leer la inscripción grabada en la pared de la entrada.
De Villaricos a Terreros se ha circulado con cierta tranquilidad sobre todo porque conforme subíamos la rambla de Los lobos hemos ido verificando sobre el terreno las zonas por las que días atrás habíamos transitado como "cabras".
Al final una tarde sumamente placentera.
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