Las previsiones meteorológicas ofrecidas por Paco Pérez para la jornada matinal del sábado, 7 de noviembre, se cumplieron casi a rajatabla.
Aún así, a las 8:15 horas, Ángel Martínez, Diego José Navarro "gato" y este narrador comenzamos a rodar sin ruta establecida.
Inicialmente, temiendo las inclemencias de las anunciadas rachas de viento, optamos por una ruta apacible por la costa y con esta intención nos encaminamos hacia La Fuente buscando la subida del Puerto de los Peines -zona del Apartadero o del Merendero - para posteriormente adentranos en el entorno del Cerro de los Pinos en donde tuvimos la ocasión de mostrarle a Diego -es increíble con la cantidad de kms. que llevamos hechos- una variante que resultó nueva para él para desde allí enlazar con el camino del cortijo de los Barazas y acto seguido desviarnos del camino de La Fuente a Grima para abordar otra variante por otra cañada -ahora en pleno proceso de transformación por parte de su dueño- que nos conduciría finalmente hasta el lecho de la rambla de las Canalejas.
Llegados a la carretera de acceso a Grima cambiamos de planes y en lugar de seguir bajando hacia Villaricos -objetivo inicial- ponemos rumbo hacia la sierra de Almagro a través de la rambla de las Gachas.
El viento comienza a manifestarse, pero aún así seguimos adelante y comenzamos nuestra lenta ascensión hasta el cortijo del Soto donde hacemos un alto en el camino para reponer parte de las energías quemadas en la dura subida.
Situados en esta atalaya y oteando el horizonte descubrimos una posible variante a nuestro recorrido y decidimos afrontarla.
Descendemos hacia la rambla de los Mahomas y en el momento que localizamos el posible camino de subida hacia la cima de esta variante del cortijo del Olivo Sestero lo abordamos con la inquietud de enfrentarse a lo desconocido.
Lo primero que nos sorprende es que las rampas de subida son similares a las del cortijo del Soto, rondando en trono al 15% en la mayor parte.
Ascendida la primera parte, se nos abren dos vías: a la derecha, el camino continúa hacia la cima de la montaña; a la izquierda, se adentra en un barranco.
Optamos por seguir a la derecha y nos enfrentamos a las primeras rampas duras de la jornada: camino dibujado por el paso de maquinaria pesada -tal vez orugas-, terreno suelto y un 25% de desnivel. En algún tramo hay que echar pie a tierra.
Al coronar, a 573 metros -16 menos que el alto del Soto-, nos llevamos una gratísima impresión: se nos abre un impresionante panorama.
A nuestros pies, una escalofriante bajada hacia la rambla de los Mahomas; frente a nosotros, el trazado de otra nueva ruta paralela a la rambla -hay que subir hasta aquí para descubrirla- y al fondo, en la inmensidad de la lejanía, se contempla la Sierra de Almagrera y el mar. Ni que decir tiene que me deleita tanta belleza y aprovecho el singular momento para captarla con la cámara de fotos.
Lentamente descendemos hasta el cauce de la rambla -para asegurarnos nuestra integridad física hay que bajarse de la bicicleta en varias ocasiones- y nos dirigimos a la nueva variante que se abre a nuestra derecha unos cuantos metros más abajo en el mismo lecho de la rambla.
La variante de reciente apertura, según los cazadores con los que tuvimos ocasión de hablar, se nos ofrece muy atractiva a la vista con continuos "toboganes" del terreno, si bien terminó machancándonos plenamente las rodillas.
Hasta ahora, en los muchos kms. que he realizado, no sé si el cortafuegos de la Almudayma de este año es equiparable, me he enfrentado a estos desniveles: 35%.
Ni que decir tiene que aquí hay que bajarse al menos en tres ocasiones y bien bajado. La suerte que tuvimos es que el viento nos soplaba y bien por la espalda y se alió con nosotros y nos facilitó nuestra particular "escalada".
Superada esta cima, inferior a los 500 metros de altitud, iniciamos el descenso vertiginoso -Ángel sufrió una caída- hacia la cañada que conecta la rambla de lso Mahomas con el camino de Los Guiraos.
Llegados a la rambla, el viento se mostró dispuesto a colaborar con nosotros y sin apenas darnos cuenta nos plantamos en Pulpí.
Al final, la ruta concluyó con algo más de 46 kms. -desde mi punto de vista muy exigentes- en un tiempo de algo más de 3 horas y 21 minutos. La media: 13.7 kms./h.
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