Efectivamente. Nuevos horizontes. Esa es la realidad que uno contempla cuando se adentra en territorios hasta ahora inexplorados por lo que a mi respecta.
El entorno del cabezo de la Jara es un territorio que ofrece una amplia diversidad de opciones a la hora de acometer su ascenso y transitar por él.
Una vez más, acompañado de Antonio García -biker nativo de la pedanía huercalense de Fuente Amarga y conocedor como nadie de los entresijos de este intrincado entorno serrano- y de Adrián Lorente opté por dejarme llevar por la propuesta de Antonio: pasar por Fuente Amarga para regar el "roalico" de ajos que allí tiene plantados y de paso pasar por la casa de Santi en El Saltador a felicitarle las Pascuas.
En la primera parte del recorrido por Benzal y Medrano -desconocido para Antonio- actúo de guía hasta alcanzar Las Norias.
A partir de aquí nuestro objetivo es subir a La Abejuela y localizar la gran dificultad de la jornada, la variante de la cuesta que Juan "el relojero" bautizó en su día -así me lo contó Santi- como del "cargaor".
Denominación que obedece al hecho de que quien se atreve a subirla -hay rampas con pendientes que alcanzan el 21%- termina reventado, la cuestecica de marras se "lo carga".
Superada la larga subida de Las Labores a La Abejuela, nada más entrar en la rambla de La Abejuela descubrimos, a nuestra derecha, en la lejanía el trazado de un camino que serpenteante y en continuo ascenso y como si del Guadiana se tratara aparece y desaparece en varias ocasiones.
Las dudas nos asaltan. ¿Será el camino que conduce hasta el cortijo del Castillo? ¿Por dónde se accede?
Pronto las interrogantes comienzan a disiparse.
Efectivamente, metros más arriba descubrimos a nuestra izquierda, no sin tener que prestar mucha atención, la previsible vía de entrada al camino.
Nada más alejarnos de la rambla, en pleno giro a la izquierda, sin mediar aviso, la cuestecica aparece ante nosotros: 4 kilómetros de continua ascensión interrumpida exclusivamente para dejar constancia gráfica de los paisajes que se ofrecen a nuestra vista.
La subida desde el punto de vista técnico es similar a las que nos ofrecen tanto la de la Fuensanta como la de Erre hasta coronar en la carretera de Puerto Lumbreras a Santa María de Nieva.
Una vez alcanzado el cortijo del castillo, las dificultades y las exigencias técnicas desaparecen.
Tiempo para dejar constancia gráfica de haber alcanzado la cima de la ruta -1060 metros- y emprendemos el descenso hacia el cruce de los Gázquez y del Puertecico.
A partir de aquí, en serpenteante descenso hacia El Puertecico, se nos abre la cañada de la rambla de la Pilica.
Alto en el camino para contemplar y probar las riquísimas aguas de este manantial.
Retomada la ruta, en prolongado y paulatino descenso salvamos El Puertecico y finalmente llegamos a Fuente Amarga, a la casa de Antonio.
El tiempo necesario para el obligado avituallamiento y para regar los ajos y... a ver la fuente.
El siguiente objetivo de la ruta, visitar a Santí, convaleciente de su reciente intervención de rodilla.
El tiempo apremia y la distancia a cubrir aún es grande. Hay que dar pedales y buscar alternativas en el trazado si queremos cumplir.
Las pulsaciones y la media se disparan en este tramo ya muy favorable sobre el asfalto de la carretera de Úrcal a Huércal Overa y posteriormente hacia El Saltador.
La visita a Santi -en proceso de rehabilitación-, de relámpago. Visto y no visto. El tiempo nos apremia y no podemos atender la invitación navideña que nos ofrece.
De nuevo en ruta, por la vía de servicio de la carretera de Huércal a Pulpí, dándolo todo.
Al final, objetivos cumplidos.
La próxima, el sábado 27.
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