domingo, 28 de abril de 2013

Maratón épica en sierra Espuña

Tres horas y treinta y cuatro minutos -según el cronómetro oficial de la prueba- se ha llevado la conquista del último reto dominical de este mes de abril.
Ha sido un RETO con mayúsculas porque además del asalto al espectacular territorio totanero de sierra Espuña hemos tenido que realizarlo en una condiciones meteorológicas en las que la persistente lluvia se ha aliado con temperatura más propia del invierno que de la estación primaveral.
Las previsiones meteorológicas anunciaban la presencia de lluvia, pero uno, a veces interesadamente, se muestra incrédulo y confía en que donde "dije digo, digo Diego".
No ha sido así. De llegada, el colapso para encontrar aparcamiento. Vehículos aparcados a un lado u otro de la estrecha vía de acceso al polideportivo "6 de diciembre·
Fran y Jordi, mis compañeros de viaje, optan por bajarse del coche a buscar dónde aparcar y pronto descubren el aparcamiento habilitado por la organización.
Hay sitio, pero es un barrizal. No queda más opción que aparcar y localizo una zona libre de barro.
De inmediato, con el tiempo casi justo, a recoger dorsales.
Dentro del pabellón polideportivo surgen las primeras dudas y se toman las decisiones que marcarán el resto de la jornada.
Pedro, Juan Blas, Javier, Paco Pérez y Fran optan por no estar a las órdenes del juez de salida.
Baltasar y yo aceptamos un desafío que nada más darse la salida, como si el pistoletazo del juez hubiera roto los cielos, comienza a mojarnos.
Tenemos ante nosotros el mayor reto al que nos hayamos enfrentado: lluvia incesante, frío -ha habido bikers que han llegado a meta en estado de hipotermia- y una sierra de escándalo para dar y tomar.
La autoestima, la capacidad de superación de dificultades nos da alas y de corto, caladitos como sopas -a pesar del supuesto impermeable en mi caso y del cortavientos por parte de Baltasar-, desprovistos de la protección de las gafas -sólo servían para embarrarse-, con todas las precauciones del mundo en las bajadas por caminos o sendas hemos negociado los cerca de 47 kms. de un recorrido en el que casi acumulamos 1800 metros de desnivel positivo.
¿Abandonos? Muchos. Unos, no tomando la salida; otros, nada más comenzar la ruta; los menos, en plena sierra.
Al final, tal y como el servicio de cronometraje ha reflejado en las clasificaciones, sólo 148 bikers - de los cerca de 300 inscritos- hemos tenido el pundonor necesario para cruzar, eso sí, casi irreconocibles, la línea de meta.
¿El recorrido? Desde mi punto de vista -a pesar de que no he llevado gafas en todo la ruta- ha sido un popurrí de rutas: tramos de la marcha de Alhama, tramos propios del Memorial Domingo Pelegrín, tramos de ediciones anteriores de esta marcha de Totana y, tal y como anunciaba la organización, nuevas sendas espectaculares.
¡Qué pena haber tenido que bajarlas con regueros de agua y barro y alguna que otra piedra suelta!
No me cabe la duda. Esta ruta hay que repetirla y no muy tarde.
Con la inestimable ayuda técnica del GPS -ya me he encargado de registrarla metro a metro- y con mi memoría fotográfica nos adentraremos en el corazón de sierra Espuña y una vez concluido el reto buscaremos un lugar donde avituallarse en condiciones, algo en lo que parte del Guazabike Team, alérgico a la humedad ambiental, nos podrán conducir sin lugar a dudas.
¿La organización? Desde mi punto de vista, sólo un fallo: permitir que lloviera. A estas alturas del año, como que no encaja.
Al personal voluntario, mi máxima nota. Hay que ser masoquistas para aguantar, amparados por paraguas, impermeables o cobijados bajo las carpas de avituallamientos -¡qué poco líquido se ha consumido hoy! los sucesivos aguaceros que han sobrevenido. Ellos y ellas, allí, en su puesto, en los cruces, en las sendas, en los tramos complicados informando y animando a los bikers. Mi enhorabuena para todos porque os la habéis currado a la máxima "altura".
 Y finalmente, si hoy ha habido alguien grande en Totana, ese ha sido Baltasar, mi ángel custodio.
Desde el inicio de carrera se ha prestado a acompañarme, a tirar de mí, a esperar mi llegada en algún que otro repechón en el que he tenido que echar pie a tierra o en las numerosas bajadas -sin gafas no soy capaz de discernir los posibles peligros que acecham en el camino.
Gracias, Baltasar. Nos quedan muchos retos por delante.
¿Pacientes?  Más que el santo Job se han mostrado Paco Pérez, Jordi, Javier, Juan Blas y Fran que también han aguantado lluvia y frío aguardando nuestra llegada a meta para dejar, de paso, constancia gráfica de esta circunstancia.
¿Fotos de la jornada? La adversidad meteorológica ha sido determinante. La cámara no me ha acompañado en la ruta.  Con muy buen criterio ha preferido quedarse en manos de Fran.
Habrá que esperar a que los distintos fotógrafos que la organización ha apostado a lo largo del recorrido cuelguen sus fotos.




5 comentarios:

fran de huercal . dijo...

testigo soy del espíritu de superación de Barta y Paco fer . al atreverse a poner todos los aperos contra la lluvia y no sólo tomar la salida ,si no terminar sanos y salvos .... eso sí como sopas ! enhorabuena amigos !

Jorge Vanderuta dijo...

Ya es mala suerte que justo el domingo de la ruta se ponga a llover, gran aventura vivida.
Cuando vayáis a repetir esta ruta, avisarnos, por que tenemos ganas de ir a Sierra Espuña y sería una muy buena oportunidad.

Paco Fdez. dijo...

Ok, Jorge. Lo anunciaremos con suficiente antelación en el blog

Afis dijo...

Enhorabuena Paco, Actitud 100%, las condiciones no acompañaban y no solo te has atrevido sino que también has acabado.

Anónimo dijo...

De parte de uno de la organización:
Unos sentiremos admiración, otros casi envidia... fuisteis desde el primero al último unos héroes.
Gracias a vosotros, a todos los que tuvisteis el valor de aguantar esta marcha.
Este deporte vale la pena y gana adeptos cada día por gente como vosotros, ni más ni menos.
El fútbol se juega en las calles, el ciclismo se practica en pruebas como esta... no en la televisión.
Gracias a vosotros es un honor el participar en la organización de ese día.