Hasta ahora los sábados estaban consagrados al noble y benefactor ejercicio del pedaleo.
Mi memoria no alcanza a recordar cuál fue el último sábado en el que las incomodidades pluviométricas nos obligaban a permanecer en casa.
Algún día tenía que suceder y ha sido precisamente hoy, sábado 20 de octubre.
Toda una noche chispeando -sólo he recogido 8 litros en el pluviómetro que tengo instalado en mi terraza- junto a las previsiones de que la situación se mantenga hasta mañana domingo ha determinado que hoy permanezca en casa.
Si bien la llovizna ha impedido salir a rodar en bicicleta también hay que festejarlo porque está permitiendo que las calles, impregnadas aún de la persistente tierra que la inundación del pasado día 28 de septiembre nos dejó por doquier, cambien su fisonomía con un lavado natural.
Mañana será otro día. Espero que la situación meteorológica nos permita salir como lo hemso venido haciendo hasta ahora a partir de las 8.30 horas.
1 comentario:
Esta agua es perfecta para limpiar calles y asentar algunos caminos que tenian mucha tierra suelta. El domingo la previsión es buena asi que a lo mejor nos cruzamos. Saludos
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