Hacía mucho tiempo que no me encontraba en situación similar a la vivida el pasado domingo con motivo del bici almuerzo ofrecido por el Guazabike Team.
Me resulta harto difícil encontrar adjetivos capaces de describir jornada tan extraordinaria y por ello me he atrevido a utilizar términos del mundo taurino para significar tamaña grandeza: Ole, ole y, cuantas veces se tercie, ole.
Un bravo para toda la familia- y entiéndase bien- Guazabike porque bordó una jornada impresionante en organización y atenciones que contribuyó a que todo saliera a pedir de boca para el más de medio centenar de beteteros que nos juntamos en Guazamara.
No nos faltó de nada -bueno, tal vez algunas fuerzas sí se echaron en falta en alguna que otra rampilla, sobre todo al final en la cuesta marquina- y sobró algún que otro percance en las sendas de La Capellanía -gajes irremediables del oficio- o en el cerro de Los Pinos.
Excelente compañía, trazado marcado -¿una ruta en toda regla?-, asistencia en ruta -menudo trabajo el del Quad Team abriendo y cerrando ruta, auxiliando a los accidentados, aportando recursos hídricos a los sedientos...-, solidaridad con lo más necesitados, y... condumio.
¡Cuánto sentí tener que abandonar tal efeméride en los momentos previos al almuerzo!
No obstante, antes de partir para atender las obligaciones familiares -mi ahijada festejaba su cumpleaños- di cuenta de un par de cervezas, unas "chips" y del inolvidable y suculento tocino de "pavo", plenamente aligerado de colesterol, que se nos ofrecía.
Sé, porque así se ha dejado constancia en los comentarios blogueros, que la postquedada se prolongó hasta que los cuerpos aguantaron.
Mi enhorabuena a la Guazabike Family y a todos aquellos que han contribuido al éxito de esta jornada.
1 comentario:
Don Francisco, no se olvide que parte de la culpa del exito la tiene usted que nos mostro el mundo del BTT por lo menos a mi, y nos instalo el gusanillo por las rutas en bici. Así que gracias a usted también.
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