Eso es lo que nos gustaría, pero la realidad cotidiana resulta cuando menos repetitiva por no decir desagradecida.
¿Año nuevo? Por supuesto, ¿o es que alguno no presenció y vivió el rito de las multitudinarias campanadas de fin de año?
¡Cuántos buenos deseos por doquier!
Pero hete aquí que 24 horas después de tanto trajín, una vez pasadas las consabidas fatigas gastronómicas y sus respectivas resacas alcohólicas, la actividad te despierta de ese bello sueño navideño y no te encuentras.
¡No puede ser! ¡Es imposible!
Sí, absolutamente cierto. Hay problemas hasta para ceñirse los pantalones. El cuerpo, muy agradecido, ha transformado tanta vianda, repostería y alcohol en unos cuantos kilos de sobrepeso.
Y eso es lo que hemos hecho Gabriel Cervantes y yo esta mañana que de no haber sido por el dichoso viento "aponientado" que nos ha soplado hubiera sido espléndida: de salida, 12 grados y un sol radiante; en plena vuelta, 22 grados, sol radiante y "eolo" de cara para rematar la faena.
Como no teníamos plan establecido, a falta de otros bikers que pudieran diferir, hemos considerado que volver a costear era una buena opción.
Hasta Villaricos, la ruta ha sido un calco de la que nos sirvió para despedir 2011 -con el pedregal de la rambla de Las Gachas incluido-, pero a partir de aquí hemos abordado alguna que otra variante diferente e incluso nos hemos atrevido a adentrarnos en El Calón después de haber realizado la primera sesión de "posado" fotográfico de la mañana.
A la altura de Pozo Esparto -hectómetro arriba, hectómetro abajo- nos hemos cruzado con Diego García que venía como un misil castigándose el cuerpo.
A la altura de Pozo Esparto -hectómetro arriba, hectómetro abajo- nos hemos cruzado con Diego García que venía como un misil castigándose el cuerpo.
Nos saludamos, opta por cambiar su plan de entrenamiento y decide acompañarnos.
Nuestra intención inicial era volver desde Terreros -Gabi llevaba tres semanas sin pedalear-, pero teniendo a nuestro lado a Diego, optamos por ampliar la ruta para regresar por Puerto Carril.
En Terreros, abordamos las escaleras de El Calypso. Diego las baja "volando", yo con la prudencia que me caracteriza y Gabi se enfrenta y supera sin ningún problema su primer reto escaleril.
Y de aquí a la imponente senda de Honduras que desde la falda del castillo de Terreros recorre todo el tramo de acantilado hasta llegar a la playa de Las Palmeras.
Ni que decir tiene que en esta zona hemos hecho uso en más de una ocasión del popular coche de San Fernando.
Y de estas sendas, a las del marisco aguileño. Hoy, como días atrás, sólo algo de langosteo.
Llegados a Águilas ponemos rumbo por las inmediaciones de Mercadona a la rotonda de Agrucapers y por el camino de servicio nos encaminamos hacia la rotonda de acceso a la autopista de peaje Vera-Cartagena.
¿Cómo vamos, Gabi? ¿Por Los Arejos o Las Cruceticas?
Por lo más rápido. Respuesta inequívoca de que el pedaleo ha comenzado a pasar factura.
Pedal viene, pedal va con el "poniente" poniéndonos la marcha cada vez más complicada.
Al llegar a la rotonda de acceso a Los Arejos, Gabi divisa a algún que otro biker pedaleando por la variante de las tuberías.
¿Subimos por Puerto Carril o por Gorreta?
Vosotros tirad por ahí que yo ya voy directo por aquí a mi casa.
Diego y yo lo "abandonamos" y abordamos la variante por el camino superior -una ruta desconocida hasta hoy para Diego.
Llegamos a la base de Gorreta y opto por acompañar a Diego hasta Jaravía, lugar desde donde poner rumbo por la carretra de El Cocón hacia Águilas.
Nos presentamos en Jaravía y Diego que apenas se ha castigado cambia su estrategia: subirá conmigo la cuesta del Capitán y desde allí retornará a casa.
¡Qué manera de castigarme el viento! No encontraba abrigo posible y no digamos en la cañada del Capitán. Todo el viento se venía para mí.
Creo que ha sido el día que más tiempo he invertido en cubrir estos 5 kms. finales que median hasta mi dilce hogar.
Al final, satisfacción generalizada porque he culminado otra jornada maratoniana en kilometraje y en tiempo.
Así pues, ¿Año nuevo, vida nueva? Ni hablar. Año nuevo y vuelta a empezar.
Ya sólo me restan 6132.67 kms. para darme por satisfecho.
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