A las ocho de la mañana, Alfonso, Ángel, Toledo y Rafa junto a mí inicíabamos nuestra ruta a través de La Hoya en dirección a la carretera que une Pozo Higuera con Águilas para posteriormente tomar el camino que nos conduciría hasta la reserva biológica del Cabezo Colorao y desde allí, por la divisoria de municipios, descender hasta la rambla de Los Arejos.
A partir de aquí, unas veces por zonas asfaltadas y otras exclusivamente de tierra, comenzamos un prolongado y llevadero ascenso hasta el collado de acceso a los repetidores de radio y televisión de Águilas.
A partir de aquí, por carretera, tomamos dirección hasta el enlace de la autovía Lorca-Aguilas donde optamos por seguir el camino de servicio paralelo a la autovía.
La desaparición de este camino nos obliga a circular un tramo por la autovía en dirección a Lorca hasta alcanzar el desvío hacia la carretera D13 -según Rafa, la carretera más antigua de Murcia- que une la costa con el interior.
A partir de aquí, unas veces por zonas asfaltadas y otras exclusivamente de tierra, comenzamos un prolongado y llevadero ascenso hasta el collado de acceso a los repetidores de radio y televisión de Águilas.
Descanso para reponer fuerzas y posterior bajada hasta la ermita de La Cuesta de Gos, lugar donde nos detenemos para inmortalizar el momento junto al monumento erigido allí en la explanada, a la sombra de un almendro, en memoria del aguileño Paco Rabal.
De nuevo en marcha, ahora nos tocaba regresar ascendiendo el tramo de 3 kms. que nos separaba del collado.
Una vez llegado aquí, opto por subir en solitario -Alfonso, Ángel y Rafa lo hicieron la pasada semana- hasta los repetidores de radio y televisión.
Unas fotos para inmortalizar el momento y de nuevo para abajo donde me esperaba el resto del grupo para regresar hacia la Venta San Felipe y posteriormente hacia Puerto Carril.
Llegados aquí, cada uno opta por subir a su ritmo y el grupo se disgrega, si bien, una vez alcanzado el puerto todos optamos por bajar a la búsqueda de Rafa que se ha tomado la subida con cierta filosofía.
Al final, llegamos a Pulpí con algún tiempo más del previsto, pero la ruta ha merecido la pena. Me ha encantado todo del valle de la Cuesta de Gos y sin lugar a dudas volveremos en otra ocasión, tal vez para recorrerlo en toda su extensión y regresando por Águilas.
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