De eso se trataba. De no malgastar ni una pizca de enegía más de la estrictamente necesaria para cumplir con el compromiso matinal sabatino y no ver comprometidas las reservas energéticas de cara al compromiso deportivo de la jornada matinal que nos espera mañana domingo en Mazarrón.
Y la verdad es que al final la jornada ha resultado de lo más plácida, exceptuando la ascensión de la Cuesta del Capitán donde he puesto cierto interés en subirla "en condiciones": 53 kms. y por encima de las tres horas y cuarto de brega.
De salida, el objetivo era "descubrir" el trazado del camino de las Palomas -objetivo que nos habíamos fijado la semana pasada y que por capricho de alguien del que no quiero recordar su nombre -aún son perceptibles en mis párpados las secuelas abejeriles- trastocamos por el de las sendas de Barnés- y proseguir por la ruta del marisqueo, si bien sabíamos que con las condiciones climatológicas reinantes nos resultaría difícil localizar alguno tal y como ha sucedido. Nada de nada, ni rastro.
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Efectos de las lluvias en La Hoya |
Hoy hemos echado en falta a "La Fuente Team" y a nuestro incondicional Abderrazak, no obstante de la línea de salida hemos partido José Cabrerizo -me huele que le quedan pocos días por aquí, que se le están acabando las vacaciones- Francisco Toledo, Sebastián Pérez, Alfonso Jiménez, Antonio Pérez, Antonio Martínez, Patricio Rodríguez, Gabriel Cervantes y, por supuesto, este "narrarrutas".
Nada más entrar en el paraje de La Hoya descubrimos los efectos de la última lluvia: tierras anegadas de agua y zonas donde las aguas han arrastrado piedras y barro.
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Inicio de la nueva variante camino de Águilas |
Al cabo de 1 hora de pedaleo, sin apenas percatarnos del tiempo transcurrido, nos encontramos al pie de la cuesta de la Cabra y dispuestos a abordar un recorrido nuevo para todos nosotros: el camino de las Palomas.
La incertidumbre ha sido nuestra compañera de ruta. No sabíamos lo que íbamos a encontrar, si habría que realizar algún sobresfuerzo humano...
Asfalto y más asfalto, alguna subidilla que otra, una bajada prolongada, una zona de rambleo y... sorpresa final: nos topamos con un camino conocido, el de la variante de la desaladora de Águilas a la rotonda de entrada a la autopista.
Prácticamente estamos en Águilas y hacia allí nos encaminamos para coger la ruta del marisco.
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Playa de Calarreona |
Toledo, Alfonso y Patricio no quieren "gambas" y al llegar a la rotonda de "Chanquete" -la de la barquita marinera- se encaminan hacia El Cocón. El resto, a marisquear, si bien hoy no estaba el mar muy apetecible. Mejor dicho, nada apetecible.
La brisa de levante acompañada de nubes y claros se han mostrado como argumentos irrefutables para quedarse en casa.
Y así, poco a poco, en la cala de la Carolina, casi con 2 horas de pedaleo en los pies, se determina que hay que... avituallarse y... el resto es lo mismo de siempre.
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Los Cocedores: caprichos de la naturaleza |
En Los Cocedores, nuevo alto. Esta vez con marcado carácter promocional.
Este recóndito paraje pulpileño es tan sumamente bello que bien merece ser captado en fotografía y subido a la "nube".
A ver si algún internauta, de esos que entran en el blog desde diferentes partes del planeta, se percata de este hecho y nos deja algún comentario.
Y la anécdota del día o el gachapazo, según se entienda, me ha tocado a mí, como casi siempre ocurre.
Ha sido todo un espectáculo desencadenado por un error de cálculo mayúsculo que ha podido tener consecuencias "lamentables".
Esto sólo le ocurre a Paco. Con lo fácil que resulta ir por asfalto y venir a complicarse la vida intentando salvar el bordillo de una acera.
Y eso ha ocurrido. Tirón hacia atrás del manillar -desgraciadamente antes de tiempo-, rueda delantera que se levanta, rueda delantera que baja y... el bordillo que no se ha acercado ni un centímetro. Impacto con el bordillo, "bajada" de Paco por delante del manillar y bicicleta que se solidariza con Paco y lo adelanta en el aire. Ambos por el suelo ante la incredulidad de paseantes y bikers.
¡Incomprensible, pero cierto! A partir de ahora hay que tomarse los bordillos con suma precaución y una calculadora.
Y después del subsiguiente cachondeo, tiempo para abordar el tramo final, la cuesta del Capitán.
Sebastián y José por delante, Gabriel en tierra de nadie y el resto cerrando la "cordada" hasta que a falta de 1 kms. decido probarme y ... a tirar.
Las rpm.cardíacas comienzan a acelerase al máximo: 170, 174, 176 y 180 -¡no va más!
He realizado el último kms. de subida con muy buen ritmo y machacando los cuádriceps. El único problema perceptible, el resuello. Un minuto después de haber coronado, todas las constantes vuelven a la normalidad .
¡Buenas sensaciones de cara a Mazarrón! Lo que allí ocurra, se sabrá mañana.