Estoy viendo que uno no puede relajarse. Los ávidos e incondicionales bikelectores -otro término nuevo para el Diccionario de la Real Academia de la Lengua que habrá que sumar al propuesto en su día por la "miembra" del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero- no encuentran sosiego espiritual hasta que de alguna u otra forma se vean involucrados en estas singulares crónicas surgidas después de cada una de estas experiencias intrascendentales.
Así pues, azuzado por tan exigentes comentarios, no me queda más remedio que "aporrearme" -cuidado con el término, que nadie se confunda, "Atarearse con suma fatiga y aplicación" según la RAE- en este menester literario.
Iniciábamos la jornada dominical, tal y como estaba previsto y anunciado, a las 7.15 horas en la explanada del Paseo Marítimo de Terreros. Además de Gerardo, llegado desde Turre, y de Alfonso, con gran sorpresa para mí -no pensaba que tras el palizón de la tarde anterior en Sierra Espuña acudieran a esta cita- contamos en línea de salida con Pedro García, Paco Pérez y Simón Díaz - a este hay que frenarle la bici o echarle un saco de piedras al lomo si queremos seguirle.
De inmediato ponemos rumbo a la Urbanización Los Geráneos, punto de encuentro para todos los participantes en la quedada.
El fuerte ritmo impuesto en la cabeza del grupo me saca de punto antes de llegar a la playa de las Palmeras y a partir de aquí, el resto de la jornada me toca ir de "culo", en la cola del grupo.
En torno a las 8 y media entre pitos y flautas -a alguien se le ha hecho tarde y hemos tenido que esperar su llegada desde Macael- encabezados por Fernando Payán -promotor de la ruta- partimos desde el cámping en dirección a Calabardina.
Primeras sorpresas de la mañana al abordar las primeras sendas -me recordaron de inmediato el escenario de las pruebas de MTB de otros tiempos en Águilas y el circuito del Campeonato Regional de Murcia de MTB del año pasado.
A partir de aquí el grupo se "fragmenta" de modo que la travesía de Calabardina o el paso por Cope se hace como el rosario de la aurora.
Advierto algún problema de estabilidad en la rueda trasera al "negociar" las curvas y hete aquí que la solución viene con el pertinente inflado, tarea en la que soy auxiliado por mis compañeros macaelenses de pedalada que me prestan una bomba.
Si ya iba tocado antes de llegar a Águilas, ahora con esta parada alcanzar al grupo es tarea complicada.
Pedro García percibe que no voy en el grupo y me llama al móvil.
¡Sin novedad, seguid que os alcanzamos! pensaba, pero estaba errado. Al final, en el alto en la ermita de la Cuesta de Gos, nos reagrupamos, nos avituallamos, nos fotografiamos...
Y de nuevo a la bici. Sólo me restan 5 kms. de sufrimiento para coronar la Sierra de los Mayorales. Poco a poco, sin ningún tipo de eufemismo, como si de una tortuga se tratara -¡cómo han cambiado las cosas desde la pasada semana cuando este tramo lo hice a plato y más fresco que una lechuga! asciendo hasta el alto, a los repetidores de TV. Foto de grupo y de inmediato, sin apenas tiempo para reponer fuerzas, bajada espectacular, vertiginosa y muy complicada en algún que otro tramo de piedra suelta y regatas de aguas.
Cada uno baja como puede. Aquí no soy el último. Una rambla labrada y muy encajada entre los cabezos es nuestro siguiente objetivo. La bajada por ella se hace muy rápida y fragmentada y un despiste del grupo en el que voy nos hace tomar un camino que discurre paralela a ella, si bien al final confluía en el mismo lugar.
Aquí, los macaelenses optan por seguir rambla abajo echando pie a tierra para salvar un tramo no ciclable que les llevaría finalmente hasta el cámping de partida en tanto que nosotros nos despedimos del grupo y de acuerdo con sus indicaciones seguimos descendiendo por este camino que nos llevaría hasta el Polígono Industrial de Águilas.
A partir de aquí, tomamos dirección hacia Terreros siguiendo la circunvalación de Águilas. Simón -tirando como un galgo-, Gerardo y Pedro comienzan a poner tierra de por medio en tanto que Alfonso, Paco Pérez y yo nos quedamos rezagados.
Tengo problemas con el inflado de la rueda delantera. No sé qué ha pasado. Inflo una vez y vuelvo a inflar en la casilla de los peones camineros de Terreros. Un poco más y no llego. En la rotonda de La Venta me llevo un susto y casi me voy al suelo por la dichosa cubierta.
Al final nos "reagrupamos" en el chiringuito Salas y dimos cuenta de unos cuantos tanques bien fríos de cerveza, algunos rebajados con limón, y Simón,se abstiene de ello y se "cocacolea" un par de botellines.
Así pues, azuzado por tan exigentes comentarios, no me queda más remedio que "aporrearme" -cuidado con el término, que nadie se confunda, "Atarearse con suma fatiga y aplicación" según la RAE- en este menester literario.
Iniciábamos la jornada dominical, tal y como estaba previsto y anunciado, a las 7.15 horas en la explanada del Paseo Marítimo de Terreros. Además de Gerardo, llegado desde Turre, y de Alfonso, con gran sorpresa para mí -no pensaba que tras el palizón de la tarde anterior en Sierra Espuña acudieran a esta cita- contamos en línea de salida con Pedro García, Paco Pérez y Simón Díaz - a este hay que frenarle la bici o echarle un saco de piedras al lomo si queremos seguirle.
De inmediato ponemos rumbo a la Urbanización Los Geráneos, punto de encuentro para todos los participantes en la quedada.
El fuerte ritmo impuesto en la cabeza del grupo me saca de punto antes de llegar a la playa de las Palmeras y a partir de aquí, el resto de la jornada me toca ir de "culo", en la cola del grupo.
En torno a las 8 y media entre pitos y flautas -a alguien se le ha hecho tarde y hemos tenido que esperar su llegada desde Macael- encabezados por Fernando Payán -promotor de la ruta- partimos desde el cámping en dirección a Calabardina.
Primeras sorpresas de la mañana al abordar las primeras sendas -me recordaron de inmediato el escenario de las pruebas de MTB de otros tiempos en Águilas y el circuito del Campeonato Regional de Murcia de MTB del año pasado.
A partir de aquí el grupo se "fragmenta" de modo que la travesía de Calabardina o el paso por Cope se hace como el rosario de la aurora.
Advierto algún problema de estabilidad en la rueda trasera al "negociar" las curvas y hete aquí que la solución viene con el pertinente inflado, tarea en la que soy auxiliado por mis compañeros macaelenses de pedalada que me prestan una bomba.
Si ya iba tocado antes de llegar a Águilas, ahora con esta parada alcanzar al grupo es tarea complicada.
Pedro García percibe que no voy en el grupo y me llama al móvil.
¡Sin novedad, seguid que os alcanzamos! pensaba, pero estaba errado. Al final, en el alto en la ermita de la Cuesta de Gos, nos reagrupamos, nos avituallamos, nos fotografiamos...
Y de nuevo a la bici. Sólo me restan 5 kms. de sufrimiento para coronar la Sierra de los Mayorales. Poco a poco, sin ningún tipo de eufemismo, como si de una tortuga se tratara -¡cómo han cambiado las cosas desde la pasada semana cuando este tramo lo hice a plato y más fresco que una lechuga! asciendo hasta el alto, a los repetidores de TV. Foto de grupo y de inmediato, sin apenas tiempo para reponer fuerzas, bajada espectacular, vertiginosa y muy complicada en algún que otro tramo de piedra suelta y regatas de aguas.
Cada uno baja como puede. Aquí no soy el último. Una rambla labrada y muy encajada entre los cabezos es nuestro siguiente objetivo. La bajada por ella se hace muy rápida y fragmentada y un despiste del grupo en el que voy nos hace tomar un camino que discurre paralela a ella, si bien al final confluía en el mismo lugar.
Aquí, los macaelenses optan por seguir rambla abajo echando pie a tierra para salvar un tramo no ciclable que les llevaría finalmente hasta el cámping de partida en tanto que nosotros nos despedimos del grupo y de acuerdo con sus indicaciones seguimos descendiendo por este camino que nos llevaría hasta el Polígono Industrial de Águilas.
A partir de aquí, tomamos dirección hacia Terreros siguiendo la circunvalación de Águilas. Simón -tirando como un galgo-, Gerardo y Pedro comienzan a poner tierra de por medio en tanto que Alfonso, Paco Pérez y yo nos quedamos rezagados.
Tengo problemas con el inflado de la rueda delantera. No sé qué ha pasado. Inflo una vez y vuelvo a inflar en la casilla de los peones camineros de Terreros. Un poco más y no llego. En la rotonda de La Venta me llevo un susto y casi me voy al suelo por la dichosa cubierta.
Al final nos "reagrupamos" en el chiringuito Salas y dimos cuenta de unos cuantos tanques bien fríos de cerveza, algunos rebajados con limón, y Simón,se abstiene de ello y se "cocacolea" un par de botellines.
Por cierto, quien perciba algún problema de difuminado en las fotos que lo achaque exclusivamente al fotógrafo que tuvo que sudar la gota gorda para concluir la jornada y una de esas gotas eligió el objetivo de la cámara para fastidiarnos
5 comentarios:
Una imagen vale más
que mil palabras
entre decir una bella teta
ó verla no hay punto de comparación
Sin embargo yo sigo prefiriendo
las crónicas bikeras
esperemos que no se haya secado
el tintero del maestro bloguero.
Con mi camarada, comparto opinión
estoy en total acuerdo
de modo que haga usted recuerdo
y bridenos otra genuina exposición
Desde luego Paco te exigen que estes bien en la bici y en la ranación.
Virutas en que consiste la ranación
clonación de ranacuajos
o, será quizas ranar hechos
acontecidos en btt con desparpajo.
je ne sais pas.
Las confusiones que puede
crear una letra mal endosada.
pues esto de ranación no sale ni el google.
lo que pretendia decir es narración, pero mira lo que salio, así que pido mil disculpas, pues por lo visto, como hago mucho uso del corrector de word, una vez que me sacan de este mundo, soy capaz de dar todas las patadas necesarías a toda regla de ortografía establecida.
es por esto mismo por lo que cada uno se dedica a lo que mejor sabe hacer y es el señor Paco Fernandez el que nos hace estas agradables narraciones, puesto que, si fuera yo el encargado no habría forma de enterarse.
Publicar un comentario