Desde el pasado domingo, después de la épica Transcabrera, no había vuelto a montar en la bicicleta y la verdad es que, desde el punto de vista físico, esto se nota. Afortunadamente para bien. El descanso me ha venido muy bien.


Pero, que la cosa no acabó aquí. Fui capaz de subir la cuesta del Capitán por encima de los 160 kms/h. La verdad es que no sé que le pasó a la máquina. Yo nunca tuve la sensación de ir tan rápido. Será problema mecánico, eléctrico o vaya Ud. a saber.

El recorrido, acompañado de Ismael, Antonio Fernández -hacía tiempo que no se montaba en la bici- y Alex -la primera vez que comparte ruta conmigo- fue bastante llevadero a no ser por los dichosos mosquitos que nos acompañaron una vez llegados a las veredas de Grima y no nos abandonaron hasta pasado Jaravía, en plena subida de El Capitán.


Hoy sábado, el guerrero se ha quedado en casa, reposando. Bueno, dándole vidilla a este blog.
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