Desde el pasado domingo, después de la épica Transcabrera, no había vuelto a montar en la bicicleta y la verdad es que, desde el punto de vista físico, esto se nota. Afortunadamente para bien. El descanso me ha venido muy bien. Cosa curiosa: ayer, según mi Cateye, superé a Fernando Alonso al lograr una velocidad máxima de TRESCIENTOS Kms. Sí, sí, tal y como lo cuento. Si no, mirad la foto.
Pero, que la cosa no acabó aquí. Fui capaz de subir la cuesta del Capitán por encima de los 160 kms/h. La verdad es que no sé que le pasó a la máquina. Yo nunca tuve la sensación de ir tan rápido. Será problema mecánico, eléctrico o vaya Ud. a saber.
El recorrido, acompañado de Ismael, Antonio Fernández -hacía tiempo que no se montaba en la bici- y Alex -la primera vez que comparte ruta conmigo- fue bastante llevadero a no ser por los dichosos mosquitos que nos acompañaron una vez llegados a las veredas de Grima y no nos abandonaron hasta pasado Jaravía, en plena subida de El Capitán.
Pararse a hacer una foto era todo un atrevimiento. Mosquitos por doquier, sobre todo en la zona del campo de golf de Mundo Aguilón, que emulando a los temibles camicaces japoneses de otros tiempos bélicos se lanzaban hacia nuestro desprotegido organismo y delicada piel. Y no se trataba de pegarse con nadie. Así pues, para evitar el consiguiente picazón y los correspondientes habones, apenas nos detuvimos en la zona.Hoy sábado, el guerrero se ha quedado en casa, reposando. Bueno, dándole vidilla a este blog.
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