lunes, 12 de mayo de 2014

Ronda, un nuevo reto superado

De épica se puede calificar la jornada bikera vivida en Ronda este pasado fin de semana con motivo de mi primera -espero que no sea la última- participación en la XVII edición de la ya mítica "101 kms. La legión"
Si hacerse con una de las 2750 plazas de MTB ya resultaba complicado, acabar la prueba en un día en el que en alguna parte del recorrido la temperatura de disparó hasta los 40º  coincidiendo con las horas centrales del día ya era increíble.


Antasbike Team
Aún a pesar del contratiempo físico sufrido tras cruzar exultante la línea de meta, mi autoestima ha crecido exponencialmente al esfuerzo realizado para superar las "cuatro cuestas" que un veterano biker madrileño de Arganda del Rey me había adelantado mientras compartíamos ruta.

Cena de la pasta
Ahora, analizada la prueba con cierto sosiego, he de confesar que tal vez la estrategia seguida no fue la más adecuada porque gasté mucho en las zonas rodadoras y ahorré poco para las anunciadas "cuestas finales".
De salida había que estar lo más cerca de la cabeza de carrera posible para evitar los temibles atascos de la cuesta existente muy próxima a la salida neutralizada.
Efectivamente, no tuve ningún tipo de problema, nadie puso pie a tierra y consecuentemente la marcha fluía a buen ritmo.

Alojamiento en el polideportivo
Ni la subida de la sierra de las Salinas en la localidad de Arriate, ni el repechón encementado de la cuesta de Alcalá del Valle impidió que me plantara en el punto de avituallamiento de Setenil de las Bodegas -kms. 58- a las tres horas de carrera. No daba crédito a lo conseguido hasta ese momento. Casi 20 kms/h.

Emilio entre Pacos Fdez
De Setenil hasta el alto de la sierra de las Cumbres, zona de transición rompepiernas antes de dejarse caer en picado y en barrena por terrerno encementado hacia el cuartel de Montejaque, empiezan a surgirme los primeros síntomas de cansancio muscular.
Y de Montejaque a Ronda, los momentos épicos.
Primero, la interminable cuesta de la ermita. Alto obligado por discrepancias entre el querer y el poder. Cuádriceps, gemelos y músculos vecinos se niegan a dejarme ascender ni siquiera andando.
Les suplico a mis compañeros de escalada que me "depositen" a un lado del camino mientras me recompongo muscularmente.


Escoltado por aguileños

A partir de aquí, tras el obligado parón, descenso sinuosísimo muy pronunciado sobre camino de cemento y piedra hasta caer a Benaoján, punto de inicio de la temible "cuesta imposible".
El susodicho nombre obedece a la dificultad manifiesta de la senda para transitar por ella teniendo que superar piedras dispuestas para evitar la erosión por el agua de lluvia y amenzantes raíces que se niegan a abandonar el frescor que le proporciona este entorno.
Pasito a pasito, tirando de la bicicleta, como tortugas beteteras y haciendo un alto en la fuente situada a media falda del monte -¡qué remojón más gratificante de músculos! alcanzo el alto.
Instantes iniciales
Último punto de control manual del día -los demás debieron ser por chip- en el alto del cortijo de la Manía
¡Qué cerca está Ronda y yo con estos músculos!
Dos cuestas superadas a patita y faltan dos más: el puerto de la Muela y la postrera "cuesta del cachondeo".

Problema de piernas en la cuesta de la ermita
El puerto de la Muela, en las inmediaciones de Ronda, lo supero sin problemas y toca dejarse caer otra vez al barranco para "el cachondeo".
Sé que estoy a menos de 3 kms. de la alameda, echo un ojo al crono y contemplo que llevo 7h. y 37 minutos en esta singladura.
Pienso que puedo plantarme en meta en menos de 8 horas.
¡Qué iluso! ¡No me quedaba nada! Ahí estaba ella. La serpenteante calzada romana bien empedrada.
No hay modo de acometer su continua rampa y no toca otra cosa que "arrastrar" la bici como buenamente se puede. 
Al final, para dejar constancia gráfica de la "gesta cuesteril" le presto mi cámara a un niño que no cesaba de darnos ánimo para que recogiera gráficamente este memorable  momento en el que había decidido dejar de caminar y afrontar el kms. final hasta meta como si nada hubiera pasado.

Panorámica del valle de Benaojan desde la "cuesta imposible"
¡Sensaciones indescriptibles las vividas en el tramo final por las calles de Ronda!
Como por arte de birlibirloque desaparece el cansancio, aparecen las fuerzas en las piernas, cambia tu semblante, aplausos  por todos lados y, tras el arco de meta, el reconocimiento a tanto esfuerzo se compensa  con el tradicional "ladrillo" legionario.

Tramo final de la "cuesta del cachondeo"
Del contratiempo final poco que decir. Desmayo, según el médico motivado por haber tomado un trago de CocaCola fría.
Y una vez repuesto de bajón físico, a ponerse en manos de las fisios -a mi me tocaron dos- para mitigar la paliza muscular.

Recuperando la musculatura
Si inicialmente, en pleno fragor de la batalla, dije "aquí no me ven más", ahora, con el cuerpo relajado, me desdigo: "si consigo plaza el próximo año, allí estaré", pero con otra estrategia distinta: "Hacer los 101 primeros kms. igual que los 58 primeros de este año"

Punto y final aguileño y pulpileño


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