sábado, 9 de marzo de 2013

Tiempo de reencuentros por Tejefin

¡Dos veces en tres días!. Increíble. Nunca me había pasado cosa igual.
Jueves, día de la Vieja, nadie aparece en el lugar de concentración. Es una situación, en cierto modo, entendible. Me toca salir conmigo mismo.
Lo que no es comprensible es que en esta radiante jornada matinal nadie haya hecho acto de presencia. Ni siquiera los más asiduos. No me ha quedado más remedio que partir solo.
Considerando que mañana domingo hay que dar el "do de pecho" en Mazarrón, mi objetivo era rodar y rodar y con esa intención y la de verificar el correcto "guiado gpseril" le he indicado que me condujera por la misma ruta que realicé en solitario y a todo trapo el pasado jueves, día de la Vieja.
Y así ha sucedido hasta El Largo, pero una vez pasado el puente de la autopista, en pleno camino Real descubro en la lejanía la silueta de dos bikers que van en mi dirección.
Les doy alcance y sorpresa mayúscula.  Se trata de Juan Sánchez y Santiago, del Saltador.
Me comunican que piensan regresar por el collado de El Cucharón y decido cambiar la ruta que inicialmente me había propuesto a la vez que me convierto en su "cicerone" abriéndole unas rutas que hasta ahora desconocían: las variantes de la "urbanización" Almanzora Country Club y la de los Tres Cabezos.
Foto de rigor para dejar constancia del paso por el lugar -nos sorprenden una gotas de lluvia que afortunadamente no van a mayores- y ponemos rumbo a la Era Alta, Cupillas y Alhanchete.
Juan hace un alto en el camino para aligerarse de ropa -hoy he salido de corto riguroso acorde con la invitación que hacía la meteorología- y comenzamos el ascenso hacia el collado.
A la altura de la primera finca, sin bajar de la bici, me hago con una naranja y al intentar enfundarla en mi bolsillo, no sé cómo he tirado en exceso del freno delantero y... por delante del manillar. Afortunadamente sólo un rasguño provocado por la maneta del freno y una magulladura en el gemelo derecho al golpearme con el puño del manillar.
En la explanada de la mina de los Tres Pacos, como es habitual, hacemos el reglamentario cambio de aguas, el pertinente avituallamiento y las fotos de rigor. 
Si había algo que tenía claro era que hoy no se podía gastar ni un gramo de energía y con esa filosofía, molinillo y mínimo desarrollo junto a Santiago -era su segunda subida y la ha realizado sin tener que poner pie a tierra en las rampas del 18% como lo hizo en su primer asalto junto a Juan y su amigo Rojas- he dado cuenta de esta ascensión.
Ni que decir tiene que ha sido muy parsimoniosa. Al final, la media de "rpm" de toda la ruta ha sido de 121, aunque comparado con el recorrido del pasado domingo en el que Pedro Lucas y José Caparrós coronaron El Cucharón, sólo he invertido 9 minutos más.
A la altura del camino de Guazamara -así me ha dicho Juan que se llama al tramo que une El Saltador con la rambla de Los Mahomas- nos hemos despedido y cada uno ha puesto rumbo a casa.
Y al llegar a casa, lavado en profundidad de la bici y a ponerla en condiciones óptimas para mañana domingo: secado, engrasado de cadena y transmisiones, puesta a punto de frenos -intercambio de pastillas porque me había quedado sin frenos en la rueda trasera- y finalmente control de aire de horquilla y amortiguador.
Ya sólo falta que mañana en "motor" carbure en condiciones. Pero ese será otro cantar.



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