lunes, 29 de octubre de 2012

Marcha pedestre por tierras de Cuevas de Almanzora

No estoy pa ná. Esto es peor que realizar una maratón de 100 kms. de MTB.
Los algo más de 16 kms. a "patita" a los que nos tenido que enfrentar en la jornada matinal de hoy domingo con motivo de la ruta senderista organizada en Cuevas de Almanzora me ha dejado tocado de los remos.
La jornada pedestre ha reunido en torno a medio centenar de  senderistas llegados de toda la comarca -el club "no estoy pa ná" de Pulpí le ha puesto color a la ruta y se ha llevado la palma en número de inscripciones.
De entrada, la recepción de "andarines" se lleva a cabo en la plaza del castillo del Marqués de los Vélez.
Previamente a la salida de la ruta, tiempo para  "cultivarse" con sendas visitas dentro del recinto del castillo al Museo Arqueológico Municipal y al Museo de Arte Contemporáneo Antonio Manuel Campoy.
De salida, se pone rumbo hacia la terrera de Calguerín donde sobresalen sus cuevas excavadas en la terrera.
De aquí, a la margen derecha del río Almanzora para ir ascendiendo suavemente hasta coronar finalmente al cabo de 6 kms. en el embalse de Cuevas que presenta un aspecto inusual en estos últimos años: en torno a 50 Hms. cúbicos de agua embalsados -aderezados con mucha porquería arrastrada por la riada del 28 de septiembre-, un 30% de su capacidad total.
El espectáculo bien merece fotos para inmortalizar la jornada, si bien el poniente y el frío reinante aconsejan tirar p`abajo sin más.
Alto en el área recreativa del canal de remo inaugurado con motivo de los Juegos del Mediterráneo de 2005 -otra de las atracciones de la jornada- para reponer fuerzas sabiendo que aún resta la mitad del recorrido por hacer.  
Concluido el refrigerio, la margen izquierda del río se convierte en la senda a seguir hasta la confluencia con el camino de acceso a Las Cupillas, lugar desde el que se pone rumbo hacia la Era Alta para desde allí, a través de la cañada de Burgallana llegar a la Portilla.
Bajada a La Portilla, cruce del cauce del río y por el malecón del río nos encaminados hacia la Avenida Barcelona y la calle la Rambla. Desde aquí al punto de partida ya todo es coser y cantar.
Al final, exhaustos, manta y carretera de retorno a Pulpí para celebrar en La Cascada la correspondiente y gratificante comida de hermandad. 
Más de dos horas de degustación de los platos ofrecidos -pelotas, rabo de toro, cordero... regados con sus correspondientes bebidas, postres, cafés y algún que otro "chupito" para brindar por todos los "andarines" aunque a esas horas "no estuvieramos pa ná".

Barranco de los Mahomas, una vez y no más

Así es. En tanto no revierta su lamentable estado, no vuelvo a pedalear por este paraje por el que tiempo atrás disfrutaba descendiéndolo en toda su extensión.
La tormenta caída el pasado 28 de septiembre ha dado al traste con lecho del tramo alto de este barranco.
Piedras, socavones, rocas, cortes, tierra y arena desaparecidas lo han dejado intransitable máxime cuando uno no baja con la decisión y confianza que tan lamentable aspecto demanda para no dar con los huesos en el suelo.
Bajar por el barranco de los Mahomas ha sido una decisión que se ha tomado demasiado a la ligera, pero a lo hecho pecho.
La experiencia, no obstante, ha sido gratificante en el sentido de que nos ha permitido concienciarnos de que por muchas notarías y registros de la propiedad que haya el único propietario y hacedor terrenal, sin lugar a dudas, es el agua celestial.
De nada ha servido que los "propietarios" de las fincas aledañas a la rambla hayan intentado adueñarse de esas tierras -pecado mortal fielmente reflejado en los mandamientos de la ley de Dios "no codiciarás los bienes ajenos"- porque la furia desatada por el agua ha terminado poniendo las cosas en su sitio: bancales de almendros en plena rambla, arramblados...
La jornada matinal del sábado se presentaba particularmente inestable: algún que otro nubarrón por el noroeste, rachas de incipiente poniente.
Aún así decidimos poner rumbo hacia el noroeste, transitando el camino -otrora carretera- de servicio paralelo  a la carretera de Pulpí a Huércal Overa.
A la altura de Semilleros Ferybel descubrimos los desastres de la "ramblada" de Las Norias.
Los dos puentes -el viejo de la antigua carretera y el nuevo viaducto- aparecen completamente destruidos.
Alguien, al cabo de un mes, ha acondicionado provisionalmente el paso hacia Huércal Overa creando y asfaltando un badén -inicialmente cerrado al tráfico de vehículos.
Nosotros dejamos de lado la valla metálica que corta el paso y enfilamos parsimoniosamente la subida de la cuesta de los Valeros.  
Salvada la cuesta comenzamos a vislumbrar nubes amenazantes que se ciernen sobre Las Norias, Las Labores y Úrcal.
La presencia de algún que otro arcos iris -hasta dos simultáneamente pudimos apreciar- delata que la lluvia no está muy lejos de nosotros.
Al paso por Gacia comenzamos a sentir las primeras gotas y al coronar la cuesta de llegada a la gasolinera de San Fco. las gotas se intensifican.
Nos refugiamos en la gasolinera y durante unos minutos le damos algo de palique a José Mª, atareado en su labor de repostaje "energético".
De aquí, rumbo al paraje de El Rincón. Aquí, a tenor de los desastres que se nos ofrecen a la vista, debió "diluviar.De la ascensión hasta el Cucharón sólo cabe destacar el pequeño aguacero que nos acompañó en un tramo, circunstancia que aprovechamos para detenernos al amparo de un pino, cambiar las aguas y dar cuenta de alguna que otra vitualla.
Era la primera vez que mi Scalpel subía El Cucharón y no sabía como se comportaría el "compact" con las rampas del 20%.
Una vez más, el sistema funciona. Sin problemas hasta coronar los más de 700 metros de altura. 
El viento que sopla en la cima nos recomienda que no perdamos mucho tiempo, que no se enfríen los cuerpos y tras la foto "automática" de rigor, rumbo hacia el barranco de los Mahomas.
De lo sufrido en este tramo poco más que contar.
Eso sí, una vez y no "mahomás".


sábado, 20 de octubre de 2012

Incomodidades pluviométricas

Hasta ahora los sábados estaban consagrados al noble y benefactor ejercicio del pedaleo.
Mi memoria no alcanza a recordar cuál fue el último sábado en el que las incomodidades pluviométricas nos obligaban a permanecer en casa.
Algún día tenía que suceder y ha sido precisamente hoy, sábado 20 de octubre.
Toda una noche chispeando -sólo he recogido 8 litros en el pluviómetro que tengo instalado en mi terraza- junto a las previsiones de que la situación se mantenga hasta mañana domingo ha determinado que hoy permanezca en casa.
Si bien la llovizna ha impedido salir a rodar en bicicleta también hay que festejarlo porque está permitiendo que las calles, impregnadas aún de la persistente tierra que la inundación del pasado día 28 de septiembre nos dejó por doquier, cambien su fisonomía con un lavado  natural.
Mañana será otro día. Espero que la situación meteorológica nos permita salir como lo hemso venido haciendo hasta ahora a partir de las 8.30 horas.

domingo, 7 de octubre de 2012

El retorno de Abderrazak

Hacía mucho tiempo. Tanto que no recuerdo su última salida con nosotros.
Y hoy, a las 8.30 de la mañana, puntual como siempre, ha hecho acto de presencia y lo ha hecho acompañado por otro compatriota suyo  -no recuerdo su nombre- que se ha unido al grupo conformado por Juan Fco. Baraza, Alfonso Jiménez y Fco. Rodríguez.
Considerando que las últimas salidas han servido para inspeccionar el terreno "postdiluvio" hoy se ha optado por retornar a Los Mayorales.
Incomprensiblemente, a pesar de las múltiples veces que se ha hecho esta ruta, ni Juan Fco. Baraza ni Fco. Rodríguez jamás habían "visitado" las antenas de Los Mayorales.
De salida, ponemos rumbo hacia La Hoya para comprobar los efectos devastadores del agua en las fincas.
A tenor de lo visto, debió pasar mucha agua por esta zona si bien la amplitud del terreno facilitó el discurrir del agua sin causar grandes destrozos.
Los estragos del agua también han quedado patentes en la cuesta de la Cabra -arrastres de arena y piedra- hasta el punto de tener que poner más empeño que otras veces para subir hasta el collado de Los Mayorales.
El encuentro con un trío de bikers aguileños  que descendían desde las antenas nos ha puesto en sobreaviso de las dificultades que nos esperaban: arrastres de materiales, zonas descarnadas de tierra, regueros...
Cada cual como buenamente ha podido ha realizado su ascensión. Alto en el "Alto", tiempo de avituallamiento y de nuevo en marcha descendiendo por la maltrecha vertiente sur.
Algún que otro susto con los materiales arrastrados, amagos de salida de trazada, dificultades por todas partes hasta alcanzar el polígono industrial de Águilas.
Desde aquí ponemos rumbo a El Cocón para afrontar finalmente -muy cascado en mi caso- la subida por el trazado viejo de la cuesta del Capitán. 
No sé el motivo, pero hoy he concluido el recorrido muy fastidiado, muy falto de piernas. ¿Me falta adaptación a la Scalpel?



Detalle del recorrido: La Hoya-Venta San Felipe-Alto de los Mayorales-Aguilas-Cocón-Cta. Capitán

sábado, 6 de octubre de 2012

Las secuelas de la lluvia torrencial en la rambla de Los Lobos

Si el pasado día 4, festividad de San Francisco, concluí en solitario el recorrido rambleril en el puente de Los Lobos, en la jornada matinal del sábado se ha concluido el recorrido hasta Villaricos acompañado de Alfonso Jiménez y Antonio Pérez "fraguëro".

Desolación y más desolación. Al agua no se le puede poner trabas.
Ha tomado cuantos metros ha precisado a derecha e izquierda, ha invadido lo que le ha apetecido -incluida la vega de Muleria y Las Herrerías-, ha destrozado fincas y todo tipo de infraestructuras, ha mandado al mar cuantas cosechas ha encontrado y... el recientemente inaugurado "paseo peatonal" Villaricos-Los Lobos.
Finca de boniatos maltrtada por la riada
De la magnitud de la inundación es testigo el desbordamiento de la rambla en el tramo final -la EDAR de Villaricos sufrió las consecuencias-, la desaparición de los tarayales existentes en el lecho del río Almanzora y la rotura del encofrado de ambas márgenes del río en la zoan ubicada aguas abajo del puente de Palomares-Villaricos.
Tramo final del río
Ni que decir tiene que aquí hay trabajo para rato y muchos euros que invertir. 
Concluida la inspección, la ruta proseguía por carretera hasta Terreros y desde aquí a Jaravía para finalmente asaltar la cuesta del Capitán por su "viejo" trazado salvando las dificultades añadidas de las rocas y piedras invasoras de la calzada.
   
Detalle del recorrido: La Fuente-Grima-Rambla de Los lobos-Villaricos-Terreros-Cta. Capitán

viernes, 5 de octubre de 2012

Las sendas de la devastación

Día de San Francisco. Aprovecho la tarde para recorrer a lomos de mi Scalpel -en la medida que el terreno me lo permite- la senda de la devastación producida a raíz de las últimas lluvias torrenciales a su paso por las ramblas Nogalte y de Guazamara.
Nada más pasar la EDAR de la Fuente comienza el panorama desolador.
Las aguas procedentes de la Hoya han arrasado la zona de Los Charcones.
Aprovecho una maltrecha bajada a la rambla para comenzar a rodar sobre el complicado terreno arenoso.
Mi intención es llegar hasta Los Lobos sin abandonar el cauce, aunque no obstante, al llegar al enlace con la rambla de Guazamara opto por remontarla para captar algunas fotos de la rotura de uno de los pilares del puente de circunvalación.
Detalle de la fractura del pilar del puente de Guazamara
Los movimientos de la maquinaria que está realizando los trabajos de reparación del puente de la autopista Vera-Cartagena me obliga a abandonar momentáneamente el descenso por la rambla y desviarme hacia El Largo.
Desde aquí me dirijo hacia el badén de Grima -¡sorpresa mayúscula!. Los restos de la obra han sido desplazados muchos metros aguas abajo.
Badén provisional de acceso a Grima
Opto por tomar la variante habilitada en la ribera para instalar provisionalmente una conducción de agua.
Nueva sorpresa. En la lejanía, a mi izquierda, descubro un vehículo semienterrado en el lecho. No me queda más remedio que echarme de nuevo al cauce y poner rumbo a la otra margen de la rambla.
Un olor hediondo me pone en sobreaviso. Con suma cautela me aproximo a la Berlingo y descubro el origen de la pestilencia. Un galgo muerto aparece en el asiento trasero.
Y de nuevo, sorteando los pedregales, los arenales, corrientes de agua y matorrales devastados, sigo bajando hacia El Molino Tarahal.
 
Una enorme balsa de agua me impide cruzar el lecho y opto por seguir por el camino habilitado en la margen derecha.
No obstante, no me queda más remedio que cruzar y lo hago por el dique de piedra. Una vez más se vuelve a empapar el calzado de agua y con esta tónica alcanzo finalmente el escenario del puente de Los Lobos.
¿Dónde está lo que falta?
¿Dónde andará? Ni que decir tiene que aguas abajo. Otro día lo buscaremos.
Después de tanta y tanta parada me percato de que la tarde ha avanzado demasiado y no me queda más remedio que darle caña a la Scalpel si quiero llegar a Pulpí antes de que anochezca.
La subida de Castillaricos la hago a buen ritmo, en el descenso hasta Terreros me dejo llevar y de Terreros a Pulpí me "contrarrelojeo".
Se trata de estar en Pulpí antes de que anochezca y sólo dispongo de 45/50 minutos para ello.
No sé qué tiempo invertí, pero debió estar en lo previsto toda vez que llegué con luz suficiente como para ver y ser visto por el resto de los usuarios de la carretera.
Y después del palizón no se me ocurrió otra cosa que irme con la familia al Burladero a tomarme unas cervezas  y lo que se terciara.



Detalle del recorrido: La Fuente- Rambla Nogalte-Rambla Guazamara-Rambla Los Lobos- Terreros-Cta. Capitán