lunes, 2 de mayo de 2011

¡Dios bendiga la lluvia!

Menos mal que la lluvia apareció. ¡Dios la bendiga!
Nunca he agradecido tanto la lluvia como hoy lunes. De no haber llovido yo no sé qué habría pasado a la hora de acudir a la cita acordada ayer domingo.
Y es que la jornada matinal del Día del Trabajo se las "trajo" a pesar de que inicialmente se presentaba como algo muy liviano, muy "light".
Pero es que hay cuestiones que son inexorables: si la cabra sale al monte no hay duda que terminará haciendo de las suyas.
Y eso es lo que ocurrió. A lo tonto, tonto, nos castigamos más de la "cuesta" y hoy lunes no había modo de mover el esqueleto sin resentirse.
De salida, aunque parezca mentira Vicente "Sleck Suna" manifestaba que no conocía la ruta del Algibejo.
Para mí resulta inaudito. ¡No es posible! Sorpresas que depara la vida.
Así pues, todos -esta vez casi la docena- en marcha hacia La Escarihuela para desde allí tomar rambla arriba en dirección a la Fuente del Algibejo.
En algo menos de una hora alcanzamos el objetivo: ejercicios prostáticos, comentarios, fotos y... rambleando que aún faltan 5 kms, para coronar el territorio "guiri".
Había prisas por volver a Pulpí y esto determina que las ruta se vaya "rehaciendo" en cada cruce.
Optamos por la variante corta del "castillo de Gadafi" -así la ha bautizado Alfonso Jiménez- para plantarnos en la carretera de las Cruceticas en un periquete.
Coronamos el alto de Las Cruceticas y ponemos rumbo hacia Los Arejos después de salvar el rampón que se abre a nuestra izquierda.
¿El avituallamiento de la jornada?
En el cortijo situado 500 metros más adelante en misma encrucijada de caminos hacia una y otra vertiente.
En pleno descenso hacia Los Arejos nos "topamos" con un trío de conocidos bikers afincados en Águilas, aunque pulpileños de nacimiento.
Alto en el camino y cambio de impresiones con Gregorio -peluquero- y Márquez -cocinas- acompañado de Márquez Jr. como él mismo afirmó.
Al llegar a Los Arejos, el grupo se fracciona: unos, acuciados por la hora y horas de pedaleo, optan por la vía rápida subiendo por Puerto Carril en tanto que otros nos tiramos al monte para machacarnos las piernas en la variante del cabezo Colorao.
Si ya de por sí las dificultades del terreno y de la piedra suelta hacen complicado bajar, subir la "cuestecica" se vuelve una proeza.
En plena ascensión, Vicente -¡no se puede poner tanta energía! parte la cadena y no queda más remedio que arreglarla.
En ausencia de los ingenieros oficiales -Parra, ¿dónde te metes?- entre Baraza y yo apañamos la rotura y ponemos rumbo hacia el camino de la variante de La Campana.
Caigo en la cuenta de una variante que se abre a nuestra derecha y, abriendo ruta entre la maleza, nos adentramos en la cañada que nos conduce posteriormente hasta el camino que discurre paralelo a la montaña y a las fincas de naranjos hacia La Campana o bien hacia la carretera de Pozo Higuera.
Y llegados aquí, optamos por regresar buscando el camino de Gorreta a La Hoya.
¿Lo peor de la jornada? Además del castigo recibido subiendo la senda del cabezo Colorao, el agotamiento de la bateria del GPS a falta de 7 kms. para llegar a casa.
¿Se habrá contagiado también el GPS del palizón?

1 comentario:

inter medium montium pertransibunt aquae dijo...

Ojalá fuera tal tu compostura
y también tu conversación
que todos pudieran decir
al verte u al oírte hablar:
este tio lee las crónicas
de Frafers.com.