sábado, 23 de mayo de 2009

Al fin conozco la Cuesta de Gos

Algo más de 4 horas y cuarto sobre la bici es el tiempo que hemos tenido que aguantar en la jornada matinal de hoy sábado, día 23 de mayo, para dar cuenta de los más de 66 kms. recorridos y que nos han llevado hasta la ermita existente en el paraje aguileño de La Cuesta de Gos.
A las ocho de la mañana, Alfonso, Ángel, Toledo y Rafa junto a mí inicíabamos nuestra ruta a través de La Hoya en dirección a la carretera que une Pozo Higuera con Águilas para posteriormente tomar el camino que nos conduciría hasta la reserva biológica del Cabezo Colorao y desde allí, por la divisoria de municipios, descender hasta la rambla de Los Arejos.

A partir de aquí, por carretera, tomamos dirección hasta el enlace de la autovía Lorca-Aguilas donde optamos por seguir el camino de servicio paralelo a la autovía.

La desaparición de este camino nos obliga a circular un tramo por la autovía en dirección a Lorca hasta alcanzar el desvío hacia la carretera D13 -según Rafa, la carretera más antigua de Murcia- que une la costa con el interior.

A partir de aquí, unas veces por zonas asfaltadas y otras exclusivamente de tierra, comenzamos un prolongado y llevadero ascenso hasta el collado de acceso a los repetidores de radio y televisión de Águilas.

Descanso para reponer fuerzas y posterior bajada hasta la ermita de La Cuesta de Gos, lugar donde nos detenemos para inmortalizar el momento junto al monumento erigido allí en la explanada, a la sombra de un almendro, en memoria del aguileño Paco Rabal.

De nuevo en marcha, ahora nos tocaba regresar ascendiendo el tramo de 3 kms. que nos separaba del collado.
Una vez llegado aquí, opto por subir en solitario -Alfonso, Ángel y Rafa lo hicieron la pasada semana- hasta los repetidores de radio y televisión.
Unas fotos para inmortalizar el momento y de nuevo para abajo donde me esperaba el resto del grupo para regresar hacia la Venta San Felipe y posteriormente hacia Puerto Carril.
Llegados aquí, cada uno opta por subir a su ritmo y el grupo se disgrega, si bien, una vez alcanzado el puerto todos optamos por bajar a la búsqueda de Rafa que se ha tomado la subida con cierta filosofía.
Al final, llegamos a Pulpí con algún tiempo más del previsto, pero la ruta ha merecido la pena. Me ha encantado todo del valle de la Cuesta de Gos y sin lugar a dudas volveremos en otra ocasión, tal vez para recorrerlo en toda su extensión y regresando por Águilas.

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